Su origen es un templo románico que los expertos datan en la segunda mitad del siglo XII, del cual se conserva la ábside semicircular. Recientemente se encontró una inscripción en el exterior de la misma que hace pensar que podría haber sido consagrada en 1201.
La portada es de estilo renacentista, ya que la totalidad de la nave fue transformada en 1639 segundo a inscripción ubicada en la fachada.
El altar mayor presenta un retablo del siglo XIX, obra de Manuel de Vallo. Tras él, recientemente, se documentaron restos de varias pinturas murales que se encuentran en fase de estudio, pero que segundo los primeros indicios podrían datar de los siglos XV-XVI en su capa más reciente.
No su entorno se encuentra también el crucero principal y el cementerio. La casa rectoral (actualmente en uso) puede verse desde la fachada principal, al lado del cruce de carreteras, lugar donde también se ubica un antiguo peto de ánimas.
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